Perder un partido sobre los últimos
minutos de juego da rabia, pero más cólera da ver un equipo que durante los
noventa minutos no tiene argumentos para ganarlo. Alianza Lima carecía de gol
desde el inicio del torneo pero se acomodaba para vencer con lo justo. Hoy sin
Yordy en el equipo y con Ibañez medio tiempo (aunque defensa es uno de los
goleadores del equipo) ya no había forma de inquietar a un siempre cómodo
elenco trujillano.
No dudamos de la entrega de los
jugadores, no creemos en la cada vez más mencionada “camita”, pero estamos
seguros que el nivel del equipo no es el deseado. No basta con el trajín en
medio campo, no es suficiente los chispazos de buen futbol y ya no es efectivo
el recurso del pelotazo.
Alianza Lima está perdiendo la esencia
de su juego y eso nos apena a todos, mortifica a muchos y decepciona a otros.
Sabemos que es un equipo con
muchos jóvenes que están en proceso de crecimiento; pero también consideramos
que comparando el arranque del Descentralizado con los últimos encuentros, el
equipo ha decaído en producción ofensiva, no hay conexión entre el medio sector
y la delantera.
Cuando los atacantes se encuentran en posición de ventaja fallan
de forma clamorosa.
El DT se empecina en alinear a
Aguirre a pesar de no pasar por un buen momento, improvisa como acompañante a
Cueto y no le da oportunidades a Franco
Navarro, siendo éste un delantero que sabe moverse en el área y lucha cada
balón como si fuera de su propiedad.
La Universidad Cesar Vallejo no
hizo un gran partido pero se llevó los tres puntos, tuvo mejores sociedades y
fue el que estuvo mas cerca de anotar. Justo premio para los trujillanos.
Alianza Lima tuvo los circuitos cortados, las variantes no fueron solución, se
dejó estar en los últimos minutos de cada tiempo y se quedó con la manos
vacías. La hinchada nunca abandona, pero ayer hizo sentir su mortificación, se
le paga como menos merece.
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